Esta semana se ha publicado que el BCE había tomado la decisión de intervenir el Banco Popular un mes antes del desenlace el fatídico 7 de junio de 2017.
Pero yo me pregunto: ¿por qué no se avisó por parte de las instituciones a todos los tenedores de acciones y deuda para que salvaran su dinero?
La posible contestación daría miedo.
Esta noticia me trae a la mente una película llamada “MARGIN CALL” que a todo el mundo recomiendo ver, porque, bajo mi criterio, describe perfectamente cómo actúan las entidades financieras en el sistema.
En el fascinante e inagotable proceso del Banco Popular, cuanto más pasa el tiempo y la información va saliendo a la luz, mejor observamos la maniobra financiera que ha llevado a la ruina a 305.000 afectados.
Al igual que en la película, los diferentes actores adoptaron un papel sin tener en cuenta los daños colaterales y, bajo un manto jurídico bien elaborado, diseñaron una estrategia calculada subestimando la justicia española para salvar los trastos a costa de los ahorros de miles de personas.
El objetivo que subyace a toda esta arquitectura financiera es ganar tiempo, de hecho, ya se ha ganado un año para que los afectados no reclamen su dinero ocultando todo tipo de documentación, sin embargo, por nuestra prolija experiencia, las mentiras tienen los pies muy cortos y es imposible detener el agua.
El próximo año judicial seremos testigos de miles de juicios en el que se pondrá a prueba la independencia del sistema judicial y confío que obtengamos, como hemos hecho otras veces, la devolución de todos aquellos afectados del Banco Popular que hayan perdido su dinero.