Desde que Banco Popular ha sido intervenido hemos sido testigos de mucha información, desinformación, falta de información, información sesgada e información errónea.
Durante el último año han ido apareciendo poco a poco datos, informes, expedientes de todo tipo que van acreditando que el Banco Popular adolecía de una falta de solvencia manifiesta.
En las demandas mediante las que impugnamos los contratos de adquisición de acciones y bonos, observamos que el Banco Popular alega como defensa que la entidad fue intervenida por falta de liquidez y que no adolecía una falta de solvencia, ya que cumplía todos los criterios supervisados por las instituciones.
Sin embargo, recientemente, la CNMV confirmó que el Popular tenía graves problemas de solvencia y no solo de liquidez (las crisis de liquidez siempre están provocadas por un déficit de solvencia), y sostiene que estos problemas no se originaron desde el cierre de 2016, sino que venían de atrás.
Por ello, concluye que las cuentas de cierre de ese año no reflejaban la realidad del banco y acordó incoar un expediente administrativo sancionador por infracción muy grave a Banco Popular Español, S.A., así como a los consejeros ejecutivos, a los miembros de su comisión de auditoría y a su director financiero en el momento de los hechos, por haber suministrado a la CNMV información financiera con datos inexactos o no veraces en sus cuentas anuales de 2016 (art. 282.2 de la Ley del Mercado de Valores, texto refundido aprobado por Real Decreto Legislativo 4/2015, de 23 de octubre).
Este apertura de expediente, junto al informe del SREP de 25 de noviembre de 2016 en el que secretario del Consejo de Gobierno del BCE, Pedro Gustavo Teixeira, ponía el foco en el elevado grado de créditos y activos improductivos (NPLs y NPAs, respectivamente) y su deficiente gestión por parte de Popular, pero también recomendaba mejorar otras áreas como la visión del riesgo, el gobierno corporativo y los modelos internos, nos lleva a concluir que el problema del Banco Popular no fue un problema de liquidez sino de solvencia.
Al final el tiempo pone a cada uno en su sitio y en el asunto del Banco Popular, tempus fugit.